jueves, 22 de septiembre de 2016

Testigos de la erosión


La erosión es un proceso geológico natural que actúa en toda la superficie emergida del planeta. Tiene su origen en la capa gaseosa que envuelve a la Tierra, la atmósfera, y en la existencia de un potencial regular que afecta asimismo a todo el planeta: la gravedad. La expresión erosión acelerada sintetiza los efectos de la erosión causados por el hombre, de forma directa (eliminación de la cubierta vegetal, modificación del relieve y de los sistemas de drenaje, etc.) o indirecta (calentamiento atmosférico, con progresivo ensanchamiento de los cinturones áridos subtropicales, entre otras consecuencias). 

Este último aspecto, el de la erosión antrópica, es el que ha reflejado en algunas de sus obras la artista colombiana Leyla Cárdenas (haz clic en todos los términos en rojo para información relacionada), nacida en Bogotá en 1975: la erosión producida por el hombre en un entorno urbano, la destrucción de una calle y el material que asoma bajo su superficie, el paso del tiempo, el desgaste de la materia. Cárdenas, en una entrevista publicada en octubre de 2012: "Observo la ciudad y la arquitectura en términos de decantación, acumulación y ruina. Los recorridos atentos por el paisaje urbano me dan material de trabajo [...]. Me he concentrado en la posibilidad de aprehender o dar consistencia material a la elusiva idea de Tiempo. Y el trabajo con materiales que guardan en su interior años y años de sustratos decantados me da la posibilidad de abrir esa dimensión espacio-temporal [...]. Los materiales se pueden ver como la ruina de lo que fueron, es un acceso al pasado que inevitablemente está anclado en el presente". 

             
Izquierda: Fracción Calle 26 # (de la serie "Lo deshecho", año 2011), de Leyla Cárdenas. Impresión giclée, 60 x 70 x 2 cm
Derecha: Chimenea de hadas, una particular forma resultante de la erosión. Se ha desarrollado sobre depósitos volcánicos de flujo piroclástico de la Formación Ürgüp, de edad Mioceno superior-Plioceno (cerca de Çavusin, en Capadocia, Turquía). La piedra que la corona proviene de un nivel superior de mayor dureza y consolidación (de idéntica génesis, no es lava), que ha protegido la columna y la ha aislado de la erosión actuante en su entorno. Foto: Joaquín del Val 

Una morfología de erosión mucho más extendida es la denominada "malas tierras", o badlands. Los conquistadores españoles llamaron "malas tierras" a ciertas áreas del sur y suroeste de Estados Unidos para referirse a laderas naturales intensamente abarrancadas, con vegetación muy dispersa o inexistente y no aptas para la agricultura (y ahora nos vuelve, siglos después, la misma expresión, pero directamente en inglés). El término se ha generalizado para incluir zonas de topografía rugosa y accidentada, a menudo con una densa red de drenaje en surcos y cárcavas. Se pueden generar en un amplio abanico de rocas, aunque entre las más susceptibles figuran las rocas limo-arcillosas y las margas (rocas intermedias entre arcillas y calizas). 

   Badlands en la Cuenca de Guadix (cerca de Gorafe, provincia de Granada, España). Se trata de una de las cuencas situadas en el interior de la Cordillera Bética, rellenas por sedimentos que abarcan desde el Mioceno superior al Cuaternario; los sedimentos se depositaron cuando la arquitectura principal de la Cordillera ya había quedado configurada. El nivel plano superior que se aprecia en la fotografía está formado por un conglomerado de matriz arcillosa roja con costras calizas. Por debajo de esa superficie aparece una marcada morfología en cárcavas y barrancos que afectan a las arcillas, limos, arenas y conglomerados de origen fluvial (coloración rojiza) y a las margas, formadas en antiguos lagos (niveles blanquecinos). Los badlands presentan una considerable extensión en el sureste de la península ibérica, especialmente en las provincia de Granada, Almería y Murcia, con frecuencia asociados a este mismo contexto geológico: cuencas interiores de la Cordillera Bética, formadas con posterioridad a su configuración (por eso se las llama cuencas postorogénicas). Foto: Joaquín del Val  

Esta morfología, cómo no, es objeto de interés por parte de diferentes artistas. Me ha llamado especialmente la atención este proyecto de colaboración entre la empresa Zeitguised (un estudio de artistas, diseñadores y técnicos, radicado en Berlín) y el fotógrafo israelí Ben Sandler (Haifa, 1985), titulado Badlands. Por varias razones: 

         Obra de la serie Badlands (año 2013), realizada conjuntamente por el estudio Zeitguised y el fotógrafo Ben Sandler. El modelo virtual presenta una sucesión de capas plegadas que producen un marcado contraste con la horizontalidad de los estratos de la foto (unidad de lutitas y areniscas incluidas en la Formación Chinle, del Triásico Superior; un nivel de esta unidad ha sido datado con métodos isotópicos, resultando una edad de 213 +/- 1,7 millones de años). El paisaje se sitúa en "El desierto pintado" (The Painted Desert), nombre dado, en 1540, por el conquistador español Francisco Vázquez de Coronado a un vasto territorio que se extiende por los estados de Utah, Colorado, Arizona y Nuevo México (EE. UU.). En la parte inferior de la foto se llegan a ver grandes troncos fósiles del Parque Nacional del Bosque Petrificado (Arizona). En esta entrada del blog puedes ver una foto de más detalle de árboles fósiles en ese Parque y otra información sobre ellos. Se pueden ver más obras de este proyecto artístico, Badlands,  haciendo clic aquí. Imagen: Copyright © Zeitguised y Ben Sandler, vía Inspirationist.net 

En la superficie de algunas rocas se pueden observar unas curiosas formas de meteorización denominadas alveolos o tafoni (vocablo corso que significa "ventanas"). Este modelado erosivo, desarrollado en paredes verticales o de fuerte inclinación, se manifiesta por oquedades poligonales, redondeadas o elípticas, de dimensiones muy variables y que aportan, en ocasiones, un aspecto cavernoso a la roca. Aunque se pueden presentar en diferentes tipos rocosos, son más frecuentes en areniscas y en granitos. Se generan en una gran variedad de ambientes climáticos: regiones áridas y semiáridas, zonas costeras de clima templado y húmedo o, incluso, en dominios glaciares (se han llegado a encontrar, por ejemplo, en la Antártida). 

Alveolos, oquedades de pequeño tamaño, agrupadas en formas que recuerdan a un panal de abejas. Izquierda: Areniscas cuarzo-feldespáticas de la Formación Vaqueros (Oligoceno superior-Mioceno inferior), en El Corte de Madera Creek, California (EE. UU.). Foto: Chris D 2006. Derecha: Areniscas de la Formación Pigeon Point (formadas, según datación, entre hace 73 y 85 millones de años, Cretácico Superior), en Pebble Beach, California. Foto: Copyright © Bay Area Biking Nikon/flickr  

 Attenti al cane (Cuidado con el perro), obra de la escultora estadounidense Adrian Arleo (Tarrytown, estado de Nueva York, 1960). Arcilla, esmalte cerámico y cera fundida, 34 x 33 x 20 cm, año 2012
       
Los principales factores en la génesis de alveolos y tafoni, según señalan la mayoría de las investigaciones, son los repetidos ciclos de humectación y secado que afectan a las rocas y la cristalización de sales en sus poros. El primero de ellos contribuye a la hidratación de algunos minerales, con el consiguiente incremento de volumen, generando así esfuerzos de rotura y la disgregación de la roca (y el rápido secado favorece que cristalicen las sales). La precipitación de sales en los espacios porosos, aportadas por aerosoles marinos en espacios próximos a la costa o bien incorporadas en disolución a partir de flujos de agua superficiales o subterráneas, da lugar asimismo a expansiones volumétricas que contribuyen a la desintegración de la roca. Hay también otros muchos aspectos locales que pueden intervenir en la aparición de alveolos o tafoni en un emplazamiento concreto: crioclastia (rotura por hielo), erosión eólica, planos de debilidad preexistentes en la roca, disolución de cementos carbonatados en la misma, etc. Y, por supuesto, también influyen las variaciones en las condiciones climáticas y geomorfológicas a las que ha estado sometida la roca a lo largo del tiempo.

Las causas precisas de las peculiares disposiciones geométricas (como es el caso de las agrupaciones de alveolos en forma de panales de abejas), la dinámica de propagación de estas formas en el espacio y a lo largo del tiempo, con un comportamiento irregular, así como la complicada interacción de los diferentes procesos actuantes con las características de la roca y del emplazamiento (orientación, altitud, actividad biológica) reflejan la existencia de un sistema complejo que aún mantiene numerosos interrogantes sin respuestas claras. Por ahí van las investigaciones actuales. 

Tafoni en Castle Rock, unos 80 km al sur de San Francisco, en el condado de San Mateo (California, EE. UU.). Areniscas cuarzo-feldespáticas de la Formación Vaqueros (Oligoceno superior-Mioceno inferior). Foto: Dawn Endico 

A otras escalas, la erosión llega a crear paisajes ruiniformes singulares, como ocurre en el Torcal de Antequera (Málaga, España). Su aspecto más característico lo proporcionan las calizas más recientes que aparecen en este macizo. Son calizas del Jurásico Superior (y, en menor medida, del Cretácico Inferior), depositadas entre hace 135 y 160 millones de años, en las que se aprecian dos tipos: unas, formadas por pequeñas concreciones esféricas llamadas oolitos, dan lugar a bancos de hasta algunos metros de espesor, mientras que las otras (a menudo intercaladas entre las anteriores) son de aspecto noduloso, aparecen formando estratos de diez o veinte centímetros y proporcionan una mayor debilidad a la roca. Estas características, junto con el plegamiento y la intensa fracturación del conjunto rocoso, permitieron que el agua, al disolver las calizas, modelara de forma tan peculiar este paraje. La acción del hielo, en períodos fríos cuaternarios, también ha contribuido a su modelado. 

      Torcal de Antequera (Málaga, España). En esta zona, conocida como Torcal Alto,  se aprecia la diferencia entre la estratificación en delgados niveles de las calizas nodulosas (abajo) y los paquetes más gruesos de las calizas oolíticas, lo que confiere al paisaje una de sus características más llamativas. Este sector presenta un aspecto de pequeño altiplano, salpicado por formas kársticas de absorción (simas, depresiones, lapiaces, callejones, etc.) y amontonamientos caóticos de bloques. El "altiplano" se debe a que este sector del Torcal se sitúa en la parte superior de un pliegue en forma de champiñón que afecta al conjunto del macizo rocoso (por eso aparecen aquí los estratos horizontales). Foto: Joaquín del Val  

Tony Cragg (Liverpool, Reino Unido, 1949) es una de las voces más reconocibles del grupo al que se denominó, al inicio de la década de 1980, como Nueva Escultura Británica. Ha desarrollado un lenguaje artístico personal, muy variado y, a menudo, a través de caminos sorprendentes. La naturaleza ocupa un papel muy destacado en su obra. En palabras de Cragg: "Cuando miras la naturaleza, te das cuenta de su complejidad. Me gustaría hacer cosas que tengan el mismo efecto que la naturaleza tiene en mí cuando la miro". Tal vez por eso sus esculturas aportan visiones diferentes según la posición desde la que se contemplen y nos obligan a pensar sobre la relación del hombre con el paisaje y con la tierra. A veces, con un paisaje concreto:

                         
Eroded landscape (Paisaje erosionado), de Tony Cragg. Vidrio arenado, 252 x 150 x 150 cm, año 1998. El escritor Manuel de Lope, en su magnífico libro de viajes por España titulado "Iberia" (2003), describió así el Torcal de Antequera: "un caos de piedras amontonadas como platos de una vajilla rota






          

                                                                       
                                                                   






           


       

10 comentarios:

  1. Me ha encantado Joaquín. Solo querría añadir algo: la propia naturaleza tambien produce arte mediante la erosión mecanica y la meteorización. Me refiero a los Suiseki que son piedras naturales no modificadas que recuerdan paisajes, animales u otras morfologías naturales y son objeto de culto en Japón. (Pepe Portero)

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    1. Gracias, Pepe, me alegra un montón que te haya gustado. Sí, el arte japonés de contemplar piedras (y de encontrarlas),con esas formas tan peculiares, es realmente sorprendente...

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  2. La Naturaleza es arte por si misma...musa indiscutible...luz...para los ojos del ser humano- Gracias.

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    1. Gracias a ti, Noelia, por su lectura y por tu interés. Un saludo.

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  3. Me ha gustado mucho el post y lo he compartido en varias redes sociales. La geología como bien apuntas es arte y es una buena forma de acercar esta rama de la ciencia a la sociedad. Muchas gracias.

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  4. Muy interesante y muy nuevo para mí. Leyla Cárdenas me recuerda a Lara Almárcegui, una artista española que trabaja sobre descampados y derribos. Y en cuanto a la serie Badlands no me queda claro si son instalaciones fotografiadas en el terreno o composiciones fotográficas. Las sombras parecen sugerir lo primero.

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  5. Hola, Raquel. Gracias por tu comentario y por haber compartido la entrada, me alegra mucho que te haya interesado. Sí, Laura Almárcegui es una artista bien interesante y, sin duda, con una mirada que recuerda a la de Leyla Cárdenas. Respecto al proyecto Badlands, son tratamientos digitales que ha hecho el estudio Zeitguised en colaboración, en este caso, con el fotógrafo israelí Ben Sandler. Si buceas por la página web de Zeitguised (es un poco enmarañada, pero merece la pena) verás que hacen trabajos realmente fantásticos.
    Ahora un último comentario sobre el primero tuyo (el que aparece como "Unknown"): la geología NO es arte, aunque estéticamente puedan algunos aspectos ser decorativos (o incluso bellos o impresionantes). Para hacer arte es necesario contar con la intencionalidad, y eso es algo de lo que -obviamente- la naturaleza no es capaz. Por tanto, ni la geología en particular ni la naturaleza en general son arte, por más que lo queramos ver así.
    Un saludo.

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    1. Lara Almárcegui, quería decir (no Laura)

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    2. Ese desconocido no soy yo. Por hacerlo desde el móvil lo hice mal en el comentario de la otra página y acabé figurando como tal y por duplicado. Este, sin embargo es un desconocido que no se da a conocer y que ha sido contestado de manera pertinente.

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    3. Estimado Joaquín, magnífico el blog. En relación con tu respuesta de 16 de octubre de 2016, 8:23, donde dices que la geología no es arte, supongo que te refieres a las rocas, porque en ellas no habría intención. Pero sí que la hay en el estudio de las rocas. De hecho, te refiere en otra entrada del blog a las semejanzas entre arte y ciencia precisamente por lo que comparten en cuanto a investigación e interés en conocer. Partiendo de ahí, si el estudio de la tierra lo incorporas a y lo pones en contexto con otros estudios, en otros tantos campos de conocimiento, orientados a la identificación y caracterización de un paisaje cultural (punto en el que la geología, con una comprensión del factor tiempo a muy largo plazo, puede hacer aportaciones muy valiosas), los resultado que arroje ese trabajo de identificación y caracterización del espacio cultural, debidamente documentado, eso hoy es arte (como veo que eres un gran conocedor del arte contemporáneo, creo que conoces que documentos y archivos son en la actualidad soporte de trabajos artísticos). Nosotros en Fundación La Posta - Laboratorio de investigación de la imagen, hemos trabajo el tema. Por ejemplo, la exposición de Francisco Navarrete Sitja: "Tu materia es la confluencia de todas las cosas". Algo del material que se exhibió lo puedes ver aquí en una especie de pase de diapositivas (atención al texto incluido): https://vimeo.com/412745330

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