jueves, 25 de agosto de 2016

Es un incansable investigador de las posibilidades de la arcilla y de otros materiales cerámicos en su obra. Y sigue buscando nuevas formas de aplicar el color en sus esculturas de porcelana. No sólo eso: Fernando Casasempere (Santiago, Chile, 1958) es un artista que sorprende por su coherencia, originalidad y planteamientos. Rescato de él algunas frases de una entrevista en el diario chileno La Tercera (noviembre de 2015), a raíz de su primera retrospectiva, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago:

"Es cierto, gran parte de la inspiración para mi obra, sobre todo los colores y texturas, viene de mirar el paisaje chileno y especialmente el norte. Creo que es la mayor conexión que sigo teniendo con el país. Volver a casa y encontrarse con la tierra de uno siempre es un agrado".

"La inspiración viene del desierto de Atacama. La sensación de aislamiento y soledad que allá se tiene me llevó a esta obra".
   Salar I (año 2015), de Fernando Casasempere (haz clic en todos los términos en rojo para ver información relacionada). Caolín y acrílico mezclados, 55 x 75 cm. De esta serie, que por primera vez son pinturas, Casasempere ha dicho: "Salares nace de la necesidad de hablar también de la superficie de la Tierra y no sólo de su geología. El decidirme a pintar se da también en mi búsqueda constante para expandir mis propios límites". Ese mismo año expuso una serie de esculturas, en cerámica, sobre tectónica de placas  

Imagen de satélite del Salar de Atacama, en el norte de Chile, un gran lago salado de unos 3.000 kilómetros cuadrados, rodeado por las elevaciones montañosas de la cordillera de los Andes. Está situado en una de las regiones más secas del planeta: la precipitación media en el salar se estima en unos 16 mm anuales. Unos dos tercios de su superficie, en la amplia zona central, están ocupados por una costra de cloruro sódico (sal común) con intercalaciones de pequeños niveles de arcillas y limos. La salmuera existente por debajo de esta costra, alimentada subterráneamente desde los relieves circundantes, se bombea y se deja evaporar en balsas (que aparecen como pequeños rectángulos en la imagen). Estos concentrados tienen un alto contenido en boro, potasio y litio, elemento que se usa para numerosos productos: baterías recargables, teléfonos móviles, ordenadores portátiles, coches eléctricos, vidrios cerámicos, como agente espesante, etc. (el carbonato de litio tiene también aplicaciones médicas: tratamiento del trastorno bipolar). De los salares de Uyuni (Bolivia) y Atacama  se estima que se extrae más del 40% de la producción mundial de este metal alcalino. Imagen vía Zoom Earth     

La sal común, al igual que otras rocas afines (yeso, anhidrita y otras sales), se puede formar en lagos continentales, en cuencas marinas o en ambientes de transición entre el medio marino y el continental (como, por ejemplo, lagunas litorales y albuferas, depresiones en el interior de deltas, ...) siempre que se produzca una precipitación química de elementos disueltos en el agua por evaporación de esta.  En consecuencia, la mayoría de los ambientes actuales de formación de estos depósitos aparecen en zonas áridas y semiáridas con aguas someras. Aunque con excepciones: una de ellas es el Mar Muerto, un lago hipersalino que llega a superar los 300 metros de profundidad máxima. 

Cristal de sal común (o halita, mineral compuesto por cloruro sódico). La foto, realizada y facilitada por el amigo Ángel Paradas, es de un ejemplar existente en el Museo Geominero del IGME. Procede de Remolinos (Zaragoza, España)

Este año 2016 se ha publicado un descubrimiento fascinante: un equipo internacional de investigadores, encabezado por el geoquímico de origen sudafricano Nigel Blamey, ha presentado un nuevo e innovador sistema para determinar el nivel de oxígeno en la antigua atmósfera de la Tierra, midiendo directamente las inclusiones de gases atrapados durante la cristalización de la sal común. ¡Y lo han hecho en cristales de halita australiana de más de 800 millones de años! Se abren, con ello, nuevas puertas al conocimiento sobre las variaciones a escala geológica de la atmósfera terrestre y de otros planetas. Han descubierto, además, que en esa época ya existía un ambiente oxigenado en el que la vida compleja podría haber surgido y florecido antes de la gran explosión biológica del Cámbrico (de hace unos 540 millones de años). El artículo se puede consultar  aquí.

 Cristal (Cristal de sal en neón), del chileno Iván Navarro (Santiago, 1972), 90 x 41 x 6 cm, año 2012. El artista realiza muchas de sus obras con fluorescentes de neón y otros tubos luminosos, a menudo cargadas de referencias sociales y a la historia del arte. En una entrevista de 2015 dijo sobre este tipo de creaciones: "Cuando se apagan, o desenchufan, es como si estuvieran muertas o durmiendo" 

Las rocas salinas (que habitualmente aparecen interestratificadas, en diferente proporción, con niveles de otras rocas de precipitación química y con limos y arcillas) presentan algunas características que las hacen muy especiales en relación con el resto: además de una baja densidad y viscosidad, se convierten muy fácilmente en materiales de comportamiento plástico; incluso se pueden llegar a comportar como un líquido a escala geológica, con gran facilidad para moverse, especialmente si están húmedas o sometidas a elevadas temperaturas. 

Cuando los sedimentos que cubren a los cuerpos salinos son de suficiente espesor y se compactan, la menor densidad de la sal hace que se cree un sistema gravitacionalmente inestable y que la sal comience a ascender, siempre y cuando sea capaz de superar la resistencia de las rocas que están por encima. Resistencia que la sal podrá vencer si esa cubierta rocosa está debilitada por fracturas o presenta una geometría favorable para el movimiento de ascenso de la sal. Algo así como si tenemos un balón sumergido en el agua (la masa de sal) sujetándolo hacia abajo con la palma de la mano (los estratos que están por encima de la sal); al dejar de hacer presión con la mano (estratos debilitados) nuestra mano subirá con el propio balón por el empuje de este. Las estructuras geológicas que se crean así, llamados diapiros salinos, perforan y deforman los estratos que encuentran en su camino de ascenso. 

Junto a esta teoría "clásica" de formación de diapiros (comprobada a través de modelos análogos y numéricos), convive desde hace años otra interpretación que parece adaptarse mejor a ciertos diapiros. El movimiento ascendente de la sal, según esta otra explicación, se produce de forma simultánea a la deposición de los materiales que cubren la sal, sin necesidad de que el ascenso se inicie cuando la sal está cubierta por 1.500 o 2.000 m de rocas sedimentarias (como ocurre con la teoría "clásica"). El lector interesado puede consultar una buena síntesis de las investigaciones más destacadas que avalan ambas explicaciones (y de las cuestiones polémicas que aún están sin resolver) en la introducción de este artículo, escrito por Naiara Fernández y Boris Kaus, de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz (Alemania) y publicado en 2015 en la revista Geophysical Journal International

       
Izquierda: Modelo 3D de un diapiro salino, obtenido a partir de datos de prospección geofísica (en concreto, sísmica de reflexión). Se puede observar cómo la masa de sal, en su ascenso, ha deformado los estratos atravesados. La única manera de conocer con cierta exactitud la geometría en profundidad de los diapiros es mediante técnicas geofísicas, ya que no presentan patrones predeterminados. Imagen: Paradigm  
Derecha: Flujo (Flow), obra del año 2013 del famosísimo pintor alemán Gerhard Richter (Dresde, 1932). Laca en vidrio, montado sobre Alu Dibond, 45 x 35 cm, Catálogo razonado 934-17. En una entrevista, en relación a esta serie de pinturas denominadas "Flujo", Richter comentó: "Las pinturas abstractas me llevan bastante tiempo. Al principio me parecen bien, pero cuando vuelvo a ellas, unos días más tarde, no me convencen en absoluto. Y lo siguiente que sé es que han pasado cuatro semanas hasta que las finalizo". No creo que el pintor, para esta obra, pensara en un diapiro, aunque curiosamente son estructuras muy abundantes en su país y tradicionalmente objeto de gran interés por parte de los geólogos alemanes  

El recorrido ascendente de la sal puede ser de cientos de metros, o incluso de algunos kilómetros, no siendo raro que alcance la superficie. Y aunque la velocidad de ascenso sea muy pequeña, el tiempo geológico juega a su favor: por ejemplo, si el cuerpo salino asciende a un ritmo constante de 1 milímetro al año, en un millón de años se habrá elevado 1 kilómetro

   Irán es seguramente el país del mundo que cuenta con los tipos más variados, y mejor preservados frente a la erosión, de diapiros salinos aflorantes en superficie. Además, están muy bien estudiados por el interés de estas estructuras como trampas de petróleo. La imagen corresponde a un sector situado a unos 75 km al sur-sureste de la ciudad de Semnán, en la región conocida como Desierto de Kavir (Dasht-e Kavir) o Gran Desierto Salado. Todas las formas circulares y elípticas que se ven corresponden a diapiros, que han atravesado las capas rocosas plegadas y que se distinguen perfectamente en la imagen. Se han localizado, sólo en esta región, más de 50 grandes diapiros. Imagen del satélite Landsat 7 con sensor ETM+, perteneciente a NASA/USGS  

Capas de sal plegadas (y reflejadas en el agua) en la mina de Turda (Transilvania, Rumanía), que se realzan al mostrar un típico bandeado: los niveles más oscuros incluyen una cierta cantidad de arcilla. La sal que se explotaba aquí forma parte del diapiro de Ocna Mures-Turda. Fue precisamente un geólogo rumano, Ludovic Mrazek, quien introdujo en 1907 el término diapiro (que proviene del griego, con el significado de atravesar). Foto: Daniel Mihailescu/AFP   

El  japonés Motoi Yamamoto (Onomichi, prefectura de Hiroshima, 1966) ha adoptado la sal como su principal, casi único, medio de expresión artística. En sus instalaciones imagina laberintos, montañas, bosques, jardines flotantes, rascacielos o fuentes. En ocasiones, al finalizar sus exposiciones, invita al público a que recojan la sal de sus obras y que la devuelvan al mar; él, además, los acompaña.

Motoi Yamamoto: "Dibujar un laberinto con sal es como seguir el rastro de mi memoria. Los recuerdos parecen cambiar y desaparecer con el tiempo; sin embargo, lo que busco es capturar un momento congelado que no se puede lograr a través de imágenes o escritos. Lo que busco, al final, es dibujar lo que puede ser la sensación de tocar un precioso recuerdo". 

Jardín flotante, obra hecha con sal, de Motoi Yamamoto. Expuesta en el castillo medieval de Aigues-Mortes (sur de Francia), de mayo a noviembre de 2016
                                                                                 
 
Detalle de la obra Forest of beyond (El bosque de más allá), que Yamamoto realizó en 2011 para el museo de arte Hakone (Kanagawa, Japón). A la derecha, se ve como el artista extendía la sal con ayuda de un pequeño bote de plástico



Un puñado (de sal)